domingo, 15 de junio de 2014

Algo más que abrir un libro

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 Alguien muy querido solía decirme al verme nervioso: "tranquilo hijo, todo llega y todo pasa, tanto lo bueno como lo menos bueno". Y así  ha sido también con este curso que ya termina. Recordando esas palabras voy a permitirme una licencia que no suelo. Lejos de entristecerme por despedir el curso y a la promoción que pasa a primaria o por alegrarme de la cercanía de las vacaciones quiero centrarme en resaltar el trabajo y dedicación de los que están a mi lado. En alguna entrada anterior he agradecido la colaboración de los papás y mamás de "lospequesdelcole", tan necesaria para nosotros, y el esfuerzo y el cariño de nuestros alumnos, que compensa cualquier sinsabor. Han sido agradecimientos sinceros y merecidos, como también lo son los que ahora muestro hacia la dedicación y buen hacer de mis compañeros. Muros afuera quizá no se vea,  pero desde dentro, desde mi propia aula, se valora de una manera muy especial el montaje de una exposición de arte con niños de tres años, la puesta en escena y la búsqueda de motivación para que un niño de cuatro años siente a Tchaikovsky en la silla de al lado o la locura de descubrir un yacimiento paleontológico en un pasillo. No os creáis que me quedo en la planta baja, todo esto es extensible subiendo las escaleras: preparo una huerta, traigo animales a clase, hago mil y un experimento, elaboro un periódico o represento un musical. Todas estas cosas y muchas más que no me caben en esta entrada son realidad gracias a la dedicación de personas orgullosas de trabajar donde lo hacen y con quien lo hacen.  Maestros y maestras con mayúsculas, por vocación, que si volvieran a nacer volverían a estudiar la carrera de magisterio.  Porque ser maestro/a es algo más que ponerse delante de unos niños y abrir un libro. Y cuando lo que menos sobra es tiempo, creo justo  agradecer vuestro esfuerzo porque con vuestra actitud hacéis que sean más fáciles los momentos más complicados.